September vives

“La metáfora del tránsito” de Luisa María Benito

“La metáfora del tránsito” de Luisa María Benito

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Septiembre no es solo un retorno, es un estado de conciencia. 
Tras acabar las vacaciones y el verano, los días adquieren una densidad distinta, como si cada gesto cotidiano recuperara otro valor. 
El año se reinicia en este mes, aunque no lo marquen los calendarios oficiales, y esa certeza se percibe en la forma en que las ciudades respiran.

Vivir septiembre es aceptar que lo transitorio también sostiene.
Es aprender a celebrar la normalidad 

como un espacio fértil, donde la creatividad encuentra su propio ritmo”.

Para mí septiembre es abrazar la nostalgia como una metamorfosis 
de la luz, con otra inclinación. 
El arte nace ahí, en esa frontera delicada 
en la que lo vivido se transforma en visión

En Madrid, la claridad sigue siendo radical, vertical, casi obstinada. No hay medias tintas en su cielo: o quema o ilumina, pero nunca se oculta. 
Septiembre lo matiza, lo vuelve más habitable, más atento al tiempo que se acerca. 

Bruselas, en cambio, se pronuncia en registros húmedos, con árboles que ensayan un dorado incipiente y calles que parecen respirar hacia dentro. 

Entre ambas ciudades se dibuja una cartografía de contrastes que se convierte en metáfora de este momento: dos maneras de anunciar el otoño, dos formas de entender el tránsito.


Volver de un verano no significa regresar al punto de partida. La vida avanza en capas, como la pintura de mis lienzos,y cada estación añade una nueva superficie de lectura. 

La normalidad, esa palabra tantas veces despreciada, se convierte en un espacio fértil: la repetición de lo cotidiano abre posibilidades, muestra matices que solo se revelan cuando una aprende a mirar con paciencia.

 “En septiembre, la rutina se transforma en laboratorio.”

El arte se sitúa exactamente ahí: en el cruce entre lo que permanece y lo que cambia. 

Mis dibujos y lienzos de este mes no pretenden recordar los del verano, sino traducir un tiempo que se mueve y nos obliga a movernos con él. 

No hay deseo de insistir en la luz, sino de interpretarla. 

Pintar es, en este sentido, un ejercicio de contemporaneidad: escuchar lo que sucede en la ciudad, en el clima, en la cultura, y devolverlo convertido en forma y color. 

Lo abstracto fusionado con lo figurativo. 
“El lujo de lo irrepetible”.

La actualidad no siempre está en las noticias. 
También está en cómo caminamos las calles, en cómo percibimos la luz que atraviesa una ventana, en cómo una hoja que cae anuncia una estación entera.
 Madrid y Bruselas, tan distintas en sus ritmos, se convierten en escenarios donde lo contemporáneo se experimenta de manera íntima y visible a la vez. 
Esa percepción se traslada a mi trabajo plástico, que no puede disociarse del tiempo presente: cada obra es también un documento, una respuesta a lo que sucede. 
Mi modo de descubrir esta nueva etapa.
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Mi arte se mueve en esa frontera: lo que cambia de piel y lo que permanece. 
Pinto no para retener el verano, sino para transformarlo en memoria cromática. 
Cada trazo y cada color son una manera de decir que la vida continúa, pero con un matiz distinto, con una cadencia que solo se descubre cuando el calor cede y los días invitan a recogerse.
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Habitar septiembre significa aceptar la metamorfosis sin dramatismo. Comprender que lo transitorio sostiene más que lo permanente. El cambio climático, la transformación de las ciudades, la fragilidad de lo que creíamos seguro, las crisis políticas y la alteración social, todo está presente en la forma en que la estación se anuncia. 
No se trata de nostalgia por lo que se pierde, sino de atención a lo que emerge.
Ese es el tono de mi trabajo ahora: un ensayo visual sobre lo transitorio, un intento de mostrar que la normalidad contiene una potencia inesperada. Las calles, los cielos, los espacios habitados después del verano revelan un lenguaje contemporáneo que puede leerse en las formas, los colores, en los contrastes y en los silencios. 
Mi arte no es un refugio fuera del tiempo: es una manera de entenderlo.
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“La piel del silencio” de Luisa María Benito

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Vivir septiembre es vivir la continuidad como forma de belleza. Es como una transformación. Sin rutina, con esperanzas y nuevas posibilidades. 

Lo contemporáneo se nombra en esa experiencia y se proyecta hacia el otoño con la certeza de que cada comienzo es, en realidad, una extensión del anterior. Como las sombra. 

O como mis últimos trabajos, alguno creado ya en Bruselas, líneas más abajo os explico el proceso…

Arte Abstracto & Figurativo 

“El lujo de lo irrepetible”

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“Donde la mirada respira” de Luisa María Benito

“La piel del silencio” de Luisa María Benito

“Donde la mirada respira” de Luisa María Benito

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Mi proceso de trabajo:
Pinceladas abstractas tradicionales sobre lienzo de algodón con trazos digitales de óleo en la imagen figurativa y preparación digital. Es un proceso complejo y largo, donde se aúnan las técnicas tradicionales con pinceles y dibujo en lienzo, con los trazos digitales y programas como Procreate donde sigo usando mis dedos para crear una emoción.
Quería expresar la delicadeza de un rostro fundiéndose con la materia abstracta.
Una figura que imagina el futuro otoñal, suspendida entre pinceladas que respiran sobre mi último lienzo. Colores cálidos y fríos se abrazan en un equilibrio poético, donde lo tangible y lo digital se entrelazan en un mismo suspiro.
Un juego de contrastes delicados y firmes: tradición y vanguardia, emoción y elegancia, abstracción y figuración. Una unión que late, como si el color mismo respirara. He incluido ese color naranja, como antesala de un cercano otoño.
Ahora que observo cómo cambian los colores en mi entorno, porque estoy en Bruselas.
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Espero que os gusten mis trabajos y os haya inspirado este mes de septiembre.

Como siempre, con cariño,


XX Luisa XX 

📷 Instagram · Luisa María Benito Art

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