Octubre en Bruselas
Bruselas es una lección de arquitectura viva. En cada barrio se despliega un repertorio de formas que revela una inteligencia profunda sobre el espacio, la luz y la ornamentación.
La ciudad conserva el pulso de los grandes movimientos que transformaron la estética europea entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Cada calle ofrece un catálogo en relieve de las ideas que dieron forma al Art Nouveau y, más tarde, al Art Déco.
Fotos de Personally selected products. Bruselas
El nombre de Victor Horta emerge como una clave esencial.
En su arquitectura, la línea deja de ser un límite para convertirse en un gesto.
Horta entendió que el hierro, el cristal y la piedra podían dialogar con la misma naturalidad que el trazo de un dibujo.
Las curvas de sus escaleras, los arabescos de las barandillas, los mosaicos que acompañan el paso, todo responde a una lógica orgánica, casi vegetal.
Las viviendas diseñadas por él —el Hôtel Tassel, el Hôtel Solvay, la Maison Horta— conservan una atmósfera que pertenece al sueño de una ciudad moderna, pero aún vinculada a la tradición artesanal.

Personally selected products. Bruselas en octubre
El Art Déco añadió a esta herencia una claridad geométrica.
En las avenidas como Lambermont o Louis Bertrand, los volúmenes se ordenan con un rigor elegante.
El mármol, el ladrillo y el metal se combinan con sobriedad.
Las fachadas mantienen una verticalidad que busca la proporción ideal. Es una arquitectura que respira precisión y serenidad, donde cada línea parece pensada para sostener la luz de los días grises.
El arte de Bruselas invita a una contemplación lenta.
La ciudad, más allá del bullicio del centro histórico, enseña que la arquitectura puede convertirse en un estado del alma.
Sus casas expresan el deseo de permanencia, el diálogo entre materia y espíritu, la convivencia de culturas que respiran bajo un mismo cielo. Hablan de calma, equilibrio y tranquilidad.
En las fachadas envueltas en ese polvo gris que la distingue persiste una ética del detalle.
Cada moldura, cada ventana, cada hierro forjado revela la constancia de un oficio y el respeto por la belleza útil.
Esa atención al gesto se refleja también en mi trabajo. En mis dibujos surgen sensaciones nuevas que remiten a la estructura secreta de la multiculturalidad, a la relación entre el presente y lo que aún no ha llegado.
Política, religión, educación, sociedad: todo converge en ese aire suspendido que parece cubrir Bruselas.
A través de ese manto gris, denso y simbólico, nace La niña de Gaza, una obra que recoge la tensión entre inocencia y tragedia, entre la vida cotidiana y el eco de los acontecimientos que estremecen al mundo.
La ciudad me enseña que toda mirada depende del lugar desde el que se observa, de la historia personal y del entorno que la sostiene.
La verdad, como la arquitectura, se transforma según la luz que la ilumina.
Los días se suceden con un ritmo diferente.
El sol aquí ilumina con suavidad; su luz difusa revela texturas que permanecen ocultas bajo cielos más claros.
A media tarde, cuando la claridad se vuelve dorada, la ciudad parece entrar en un compás interior, como si respirara junto al paseante.
En esa pausa descubro la raíz de mi propio color: los rojos que laten con discreción, los naranjas que sugieren calor otoñal, los blancos que abren espacio.
Cada tono parece haber nacido de la piedra, del cobre o los envejecidos ladrillos, de los reflejos de las hojas y los tejados sobre las aceras mojadas.
Bruselas en octubre. Personally selected products
Espacio de @marcdixon. Bruselas
Espacio de @MarcDixon. Bruselas
Mi pintura se deja impregnar por esa armonía silenciosa.
En mis últimos trabajos hay un orden nuevo, una calma que proviene de la melancolía de sus cielos.
Esta ciudad me enseña a mirar de otro modo: a comprender que toda forma guarda una emoción y que toda emoción necesita una estructura para permanecer.
Trabajos de octubre de la artista Luisa María Benito. Bruselas
https://luisamariabenito.com/contacto
Cada tarde, mientras la luz se apaga, pienso que el arte, como la arquitectura es una forma de ternura. Elevar una casa, diseñar un espacio, pintar un cuadro, dibujar: todo responde al mismo impulso, ese deseo humano de dejar huella y al mismo tiempo ofrecer refugio.
Espero que os haya inspirado y gustado por igual
Y como siempre con cariño,
Me encanta ver Bruselas a través de tus ojos y tu forma de interpretarla con tu arte. Gracias
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